No poder evitar conectarse a consultar las redes sociales o correo de una forma cada vez más frecuente, estar irritable, que cueste dormir, o tener un estado de ánimo bajo puede estar indicando que no ejercemos un control sobre nuestra conducta en el uso de las nuevas tecnologías y necesitemos ayuda para prevenir los efectos que puede producir en nuestra salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas sufre trastornos de conducta vinculados con las nuevas tecnologías. En España, se calcula que entre un 6 y un 9 por ciento de los usuarios habituales de Internet podría haber desarrollado algún comportamiento adictivo.